Los novios cortaron su pastel de bodas, que era un dulce de varios niveles que sirvió como postre y como pieza central artística para la recepción flotante a bordo del barco.
Una boda es una celebración en sí misma, pero esta pareja llevó el concepto de reconocer su unión a un nuevo nivel de experiencia para sus invitados. En lugar de planificar una ceremonia típica seguida de una recepción que incluía cena, baile y postre, crearon un itinerario que incluía cruceros en barco a múltiples destinos a lo largo del día. La luz del sol que bañó durante todo el día solo sirvió para realzar la luz, la calidez y el color que definieron el evento.