La novia y el novio están tomados de la mano, intercambiando votos en el Castillo de Ennsegg en Enns, Austria, rodeados de sus seres queridos.
La pareja llevaba tiempo planeando su gran boda para 2020. Sin embargo, cuando llegó la pandemia de COVID-19, los planes cambiaban constantemente y había más incertidumbres. Las regulaciones gubernamentales cambiaban semanalmente, a menudo con solo unos días de anticipación.
En septiembre, la pareja tenía un plan sólido para celebrar una boda pequeña con 40 o 50 personas en el lugar que habían reservado. Todo estaba listo para funcionar, hasta que las nuevas regulaciones entraron en vigor dos días después.
Solo se permitieron diez personas en la ceremonia de boda, además del oficiante y el fotógrafo. A pesar de que no se permitió la apertura del lugar, la pareja optó por no cancelar, ya que habían estado esperando ansiosamente este día durante mucho tiempo.
Los amigos de la pareja dieron un paso al frente y decidieron organizar la recepción de la boda en su propio apartamento. Prepararon una cena elegante para todo el grupo, ordenaron un pastel de bodas más pequeño y menos flores, lo que hizo que el día fuera posible.
Para el primer baile, los novios bailaron bajo la lluvia en su terraza, acompañados de dos amigos tocando la guitarra y cantando. Estoy tan contenta de que aun así eligieron incluirme y capturar el día, ya que fue uno de los días más hermosos y alegres.
