Aquí vemos a la pareja salir de la ceremonia cogidos del brazo, y el novio debe protegerse la cara mientras los invitados bañan a los recién casados con puñados de arroz.
Esta pareja eligió casarse en un lugar tan hermoso e icónico como único. La abadía de San Galgano fue el escenario perfecto para este día elegante y soleado. La Abadía es peculiar porque no tiene techo, lo que la hace ideal para que el sol se filtre a través de sus ornamentadas ventanas, creando fascinantes diseños y patrones de luz solar en el suelo.